lunes, 30 de enero de 2012

“Kitwa, semblanza de la Tierra del Sol”

En el año 1860 un arqueólogo inglés, James Wilson, encontró en las costas ecuatorianas de Esmeraldas muchas figurinas de oro y cerámicos petrificados, cubiertos por una espesa capa de depósitos marinos, en un sitio de formación geológica antigua. Frente a este descubrimiento, el poeta ecuatoriano Jorge Carrera concluyó que estas tierras fueron ocupadas por el hombre, se sumergieron y emergieron en una edad posterior.

Hay evidencias, por ejemplo, construcciones ciclópeas y edificaciones piramidales en un arco oceánico inmenso y en lugares distantes como:

·         Ceilán, Polinesia, Saksawaman e incluso Manabí
·         En algunas partes de los Andes, colina artificiales levantadas en tiempos remotos por los moun-builders.
·         En algunos lugares amazónicos se han hallado restos de ciudades cubiertas por el bosque tropical.
·         En Manabí, Santa Elena, Chimborazo y Loja, osamentas de extraordinaria estatura; lo que indica la posible existencia de razas de distintas características en América precolombina, pues las evidencias y análisis de historiadores llevan a caracterizarlas como no primitivas.




Esto puede explicarse si partimos desde la noción del tiempo cíclico, comprendiendo que la humanidad ha pasado por ciclos de desarrollo histórico, en cuyos finales las culturas y civilizaciones desaparecen a causa de sus propios conflictos y los provocados por la naturaleza.  

La denominación de “Nuevo Mundo”  no es tan cierta y se demuestra con las evidencias encontradas, es un continente con mucho conocimiento, con cultura y una historia que poco a poco se empieza a descifrar.

Fuente:
Revista del Movimiento Sumak Ecuador
Mushuk Nina
Fuego nuevo Nº 1
Dr. Germán Rodríguez Flor

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